Junior sacó ventaja a Millonarios en el partido de ida de la final de Copa

Después de ilusionarse con lo hecho ocho días atrás en el mismo escenario, el estadio Metropolitano Roberto Meléndez, de Barranquilla, Millonarios tuvo que conformarse con el menor de los males, perder por un gol de diferencia, contra el Junior, en el partido de ida de la final de la Copa Colombia, un título esquivo para los azules desde 2011.

Así las cosas, la nueva oportunidad de título para Alberto Gamero y sus dirigidos ahora la tendrá que remar desde atrás, tras perder un partido en el que Junior desactivó el ataque de Millonarios y aprovechó una de las pocas opciones que tivo para llegar a El Campín con ventaja.

El primer tiempo fue lento. Millonarios no se sentía cómodo en los primeros minutos, porque Jaguantar en unior lo controlaba, le quitaba la pelota y lo exigía en defensa, aunque sin crear mayor peligro en los alrededores del área.

Millonarios decidió asumir el papel del visitante, aguantar en su campo, sin tener el manejo que acostumbra, y ver si, jugando en largo, podía hacer algún daño al Junior.

Millonarios: dos opciones que no supo aprovechar

Solamente en un tramo del partido, el juego fue como una pelea de boxeo, con llegadas de lado y lado. La tuvo Junior, con un mano a mano de Albornoz con el portero Montero que el primero resolvió muy mal, con un tiro cruzado que no encontró portería.

Pero también la tuvo Millonarios y dos veces: una, con Carlos Gómez, que le pegó mordido a una pelota que no parecía llevar mayor peligro, pero que exigió al portero Viera, y otra, en un pase filtrado de Daniel Ruiz a Luis Carlos Ruiz: el samario intentó eludir al arquero pero este le adivinó la intención y lo dejó con ganas de gol.

El árbitro, Carlos Ortega, quiso darle continuidad al juego y terminó siendo permisivo: hubo más de una falta en el límite de la amarilla y la roja y, de hecho, le perdonó la expulsión a Ómar Bertel, por un fuerte pisotón a Wálmer Pacheco.

El impulso del segundo tiempo le dio el triunfo al Junior

Mientras Alberto Gamero, el técnico de Millonarios, mantuvo nómina e intenciones, Julio Comesaña, el DT del Junior, sacudió la nómina y arriesgó: sacó a Edwin Velasco, que tenía un mano a mano con Gómez y lo tenía controlado, y también a Iván Rossi y a Albornoz. Bajó a Fredy Hinestroza a jugar como lateral y metió a Yeison Gordillo, ‘Cariaco’ González y Edwin Cetré.

Junior se fue con todo al ataque y no dejó que Millonarios siquiera tuviera alguna tranquilidad no para atacar, sino para pasar de la mitad de la cancha. Fueron 18 minutos de encerrona en el arco sur del Metropolitano, en los que poco a poco los locales fueron buscando una grieta en la defensa azul.

Y la encontraron: en un cobro de tiro de esquina de ‘Cariaco’, César Haydar, libre, con una mala marca de Óscar Vanegas y algo de falta de reacción del portero Álvaro Montero, anotó el primer gol del partido. Y pensar que Haydar comenzó el partido en el banco y tuvo que entrar de emergencia, por la baja, por lesión, de Dany Rosero.

Justo antes del gol de Haydar, Gamero había mandado a la cancha a Daniel Cataño, en lugar de Mackalister Silva, con la intención de encontrar el balón que se le había perdido. Y en Junior, el infortunio obligó a Comesaña a hacer el último cambio de la noche, cuando Carlos Bacca se quejó de calambres, en una noche en la que fue bien controlado por Andrés Llinás. En su lugar entró Carmelo Valencia.

Ya con la ventaja, Junior decidió bajarle un poco a la intensidad y dejó que Millonarios se reencontrara con la pelota, pero solo para quitársela en los pocos avances de los visitantes.

Gamero intentó recomponer el ataque con la salida de los dos Ruiz y la entrada de Diego Herazo y de Jáder Valencia, pero, a diferencia del partido de ocho días atrás en la Liga, los cambios no tuvieron mayor efecto. Millonarios pareció conformarse con el menor de los males y pensar en el juego de vuelta, dentro de 34 días, en El Campín, a ver si con la altura, el frío y el empuje del público lograba sacudirse de un partido en el que le llegaron poco, pero en el que no encontró la fórmula para revertir la desventaja.

Fuente: El Tiempo